12.7.11

Museo de la Memoria y los Derechos Humanos:

Por la vida… siempre!, la exposición de carteles que revivió 38 años después

El museo exhibirá hasta agosto la reedición de la simbólica muestra de carteles que iba a ser inaugurada originalmente el 11 de septiembre de 1973 en la Universidad Técnica del Estado y que nunca pudo, sino hasta hoy, gozar de una merecida oportunidad para lucirse en la sociedad chilena.   

Por Julián Ramírez

Llegamos al tercer piso del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, ubicado en Avenida Matucana 501, y la encontramos… sí, la reedición de la exposición de carteles antifascistas creados por un grupo de jóvenes diseñadores y publicistas de la Universidad Técnica del Estado (UTE). Esta iba a ser inaugurada a las 11 horas del 11 de septiembre de 1973 por el propio Presidente Salvador Allende Gossens y que el golpe militar no permitió nunca. Hasta ahora. 38 años después fue abierta al público con el nombre de Por la vida…siempre!.

Y es que los artistas de la UTE se lo merecían y también todos quienes colaboraron en el proyecto original, pero sobre todo se lo merecían los chilenos, los simples ciudadanos que no pudieron encantarse con esta exhibición de arte genuino aquel septiembre de 1973, mes y año que serán recordados más que por la inquietud de estos diseñadores, por la asunción de Augusto Pinochet Ugarte.

La importancia de esta exhibición pasa, precisamente, porque los participantes y autores de los actuales carteles son los mismos que habían diseñado y pintado las obras originales hace 38 años. 
Mario Navarro Cortés, quien fuera el director del departamento de comunicaciones de la UTE en 1973 y que participó de la realización de los cuadros de la muestra original y también de la actual señala: “El aporte de la exposición, en términos de testimonio y  gráfica, demuestra que la destrucción y muerte que ensombreció a nuestro país durante la dictadura no logró quebrantar el espíritu de estos diseñadores-publicistas de la UTE”.    

Encontrarse con la muestra y enfrentarse de sopetón a los carteles no resulta fácil. Más bien resulta inquietante e ineludible. Los muros del salón, su estructura habitual de museo y color blanco, sirven de contraste para que los llamativos colores, dibujos y mensajes de los 18 cuadros se queden grabados con mayor fuerza en la memoria de los visitantes de la muestra. El objetivo se cumple; el rojo, el amarillo, el verde, el púrpura, el naranjo y el rosado de los afiches te atrapan, te invitan a la reflexión y te comprometen en términos de emoción y contenido.



Para Enrique Muñoz Abarca, diseñador original y  participe de la actual reedición, “la exposición nos habla del momento justo en que se estaba produciendo el siniestro. Cruce histórico que derrumbó el proyecto en el que nosotros pusimos tantas esperanzas y que dio paso al período funesto que todos conocemos y cuyas consecuencias aún gravitan en la sociedad”.
El 12 de septiembre del 73 los carteles fueron erradicados de la UTE por las fuerzas militares que irrumpieron en las calles de Santiago a partir de ese día. Los bombardeos, las armas, uniformes y cascos que se adueñaron de las avenidas santiaguinas no repararon en el inmenso valor artístico de la malograda exposición de carteles y mucho menos pensaron que casi cuatro décadas después esta podría resucitar y finalmente tomarse las calles y salones de la capital. Pero no con metralletas, fusiles ni revólveres, sino con contenido, con mensaje, con  el poder de la palabra, con colores y, sobre todo, con mucho arte y diseño.     

Según Juan Polanco Meza, integrante del equipo original de diseñadores y que participa del actual proceso “la temática central de la exposición no ha perdido vigencia. La lectura de sus contenidos e imágenes siguen siendo actuales. La exposición del 73 anticipaba los peligros que podría sufrir el país con un Estado fascista. Lamentablemente, lo que se comenzó a experimentar a partir del 11 de septiembre de 1973 era lo que precisamente se trató de evitar con la exhibición original de estos carteles”.   




* En la exposición no se permitía tomar fotografías. Estas imágenes son del libro que fue comprado en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

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